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Ivan Cortes professionals studied acting at the University Center Theater, UNAM He has worked in film, theater and television in various projects with some of the most important directors in Mexico. Ariel Award nominee granted by the Mexican Academy of Motion Picture Arts and Sciences in 2010 by Backyard. With his project: "The Structure of spontaneity" was awarded the scholarship stage creators in Specialty: Actors Film and Video 2011-2012 issued by the FONCA in Mexico. In 2012 he was part of the Talent Campus Guadalajara FICG, as one of the emerging talents in the region of Mexico, Central America and the Caribbean. "The Eye of CreAcción" born during this stage research process.

sábado, 26 de mayo de 2012

Eileen Yañez: los personajes y sus sensaciones



Actriz, Ciudad de México


Eileen Yañez se prepara para nuevos proyectos en cine.
Cuando se esta frente a Eileen Yañez, lo primero en lo que uno puede perderse es en la profundidad y melancolía de su mirada; poseedora de unos  hermosos ojos, es capaz de captar las miradas de los demás sin hacer nada, su sola presencia emana una curiosidad por saber  quién  es ella. Seguramente los que nos miran, no saben que estoy frente a una de las más respetadas actrices de nuestra cinematografía, prueba de ello son los reconocimientos otorgados por la Academia Mexicana de Cine a su trabajo: el Ariel como Mejor Actriz en Coactuación Femenina por Desierto Adentro (Rodrigo Plá en 2009) y su más reciente nominación en la misma categoría por Días de Gracia (Everardo Gout, 2012). La cita fue una mañana de Mayo para conversar sobre su trabajo; distante del lugar común donde muchos actores desarrollan su quehacer, Eileen nos abrió como pocas veces las puertas de su intimidad, esa que le permite seguir construyendo su verdad desde su gran sensibilidad y corazón.


¿Cómo es tu acercamiento a la actuación?

Tuve una educación muy abierta desde el kínder. Mi infancia estuvo ligada a las artes, estudie música, danza y teatro. Luego entre al Cedart en la secundaria y continué estudiando danza, de hecho hice un año y baile profesionalmente, sin embargo, descubrí que no me gustaba pagar el precio de ser bailarina, me iba a matar del estrés.
Entonces tome la decisión de dedicarme a la actuación, busque opciones y entre a la ENAT (Escuela Nacional de Arte Teatral), continué con mis estudios ahora como actriz y fue ahí cuando Claudia Ríos me invita a trabajar en una obra llamada Las Gelatinas, que fue un proyecto muy importante en mi vida. Fue un momento bien creativo, porque me permitió estar actuando en teatro, seguir con mi formación como actriz y además tenía la oportunidad de continuar bailando en coreografías, fue un momento de plenitud.


Y el cine, ¿en qué momento lo encuentras o te encuentra?

No lo sé, gracias a las Gelatinas me invitan a hacer un corto con Ana Guevara para las Olimpiadas de Atenas, ese fue mi primer acercamiento con el cine. Seguí haciendo algunos cortometrajes hasta que me encuentro con Micaela en Desierto Adentro (Rodrigo Plá, 2008).

Esa oportunidad me llego, yo estaba en un año sabático resolviendo cuestiones de mi vida y en ese momento decido ser adjunta de un maestro, estaba dando clases y en la cafetería de la escuela me encuentro con Elisa Miller (Vete más lejos Alicia, 2010) quién me invitó a realizar un casting, pese a que el perfil era el de una persona más joven que yo. Hice dos call backs hasta que me avisaron que el personaje era mío.

Teniendo una formación teatral, ¿cómo es tu relación con la cámara?

Muy natural, entiendo a la cámara. Desde el primer momento, creo que por escuchar a otras personas hablar sobre sus experiencias como actores, entendí el tipo de trabajo que se requiere. Toda la energía que tienes que utilizar para actuar en teatro, en cine lo tienes que contener y lo hice, no me lo pregunte, estaba. Con el paso del tiempo para aprender más, lo que hago es verme, pero no en el momento del set, nunca me veo cuando estoy filmando, porque corres el riesgo de empezar a juzgarte y no dejas que las cosas sucedan; sino después me observo, ese es mi entrenamiento. Cuando me veo me pregunto qué tanto hay de verdad ahí, aprendí a desarrollar una técnica personal.

Cuando hablo de técnica me refiero no solo al conocimiento de saber a dónde mirar o conocer los ejes, sino que a veces el cuadro es tan cerrado, que por más que estés sintiendo debes ser consciente de cómo manejas tus recursos expresivos, a veces solo basta con un bajar la mirada o un gesto con las manos. Los personajes más interesantes son aquéllos que no muestran por lo que están pasando, no son obvios; pero el público si tiene que entender claramente su historia, sus emociones, por lo que pasan. Las mejores actuaciones no son donde un actor llora y se desagarra, sino en donde hay un trabajo en decir con el cuerpo lo que no puedes decir con las palabras.

¿Como preparas  a tus personajes?

 
Yo no puedo construir un personaje si no es a partir del cuerpo, de sus sensaciones físicas. Para mí, es básico encontrar en mi cuerpo las resonancias, las emociones de mis personajes aunque la cámara no lo registre. Hacer una pequeña acción mientras se filma la escena me ayuda a mostrar el universo interno, por ejemplo en el personaje que hice en La Zona (Rodrigo Plá, 2007), durante el interrogatorio, mi personaje atraviesa por un momento crítico, decidí durante la secuencia traer una servilleta en las manos y apretar la mandíbula. Eso me ayudo mucho,  fue una aportación mía desde la intuición.


También con el vestuario, para mi es importantísimo; cuando se puede trato de estar muy vinculada con la gente de vestuario; por ejamplo con Micaela propuse la manera en que usa su rebozo, por la época las mujeres tenían que llevar esa prenda, pero por el carácter del personaje, que es una chava libre que siempre anda corriendo, trepandose en los árboles, no podía llevar el rebozo de forma convencional, así que propuse llevarlo amarrado en la cintura, eso lo pensé al momento de estar realizando las pruebas de vestuario. En Días de Gracia, se manejaron los vestuarios por colores a partir de lo que son los personajes, además ahí lleve una prótesis de embarazo y de busto que pesaba muchísimo, obvio, me ayudo al momento de conectar con el personaje al momento de caminar, de moverse, de hacer actividades, todo el tiempo sudaba, me metió en el universo de Maxedonia.


Ya en el set con los directores siempre estoy preguntando, no me quedo con dudas -casi siempre me contestan-, pregunto lo que quieren decir con tal o cual cosa, es difícil encontrar los tiempos para trabajar de esta manera pues no hay muchas lecturas, pero afortunadamente me ha tocado estar con directores muy comprometidos con su quehacer, por ejemplo con Rodrigo Plá (La Demora, 2012)  su visión es tan exacta y  particular de lo que quiere hacer que en tres palabras entiendas lo que busca. Con Ignacio Ortiz para El Mar Muerto (2010), fue un casting como de dos meses, eso lo tome como ensayos y me permitió entender que es lo que quería. Con Everardo Gout (Días de Gracia, 2012) -me parece desde mi experiencia-  es uno de los mejores, tiene una capacidad de escucharte, de apasionarse con tus propuestas, de construir  a partir de lo que tu propones; pero te pone límites, le da  forma a todos los impulsos que los actores proponemos, es brillante. Con él estas en constante retroalimentación, te manda imágenes, te pone música, te comparte lo que ve y escucha para que juntos construyamos la escena, tiene la capacidad para poder crear relaciones, Everardo te presenta a tus compañeros  y de alguna manera extraña terminas creando lazos de amistad, tiene una maravillosa luz que hace que termines siendo amigo de las personas.


Eileen interpreta a Maxedonia en Dias de Gracia

¿Cómo eliges tus proyectos?
No sé, creo que busco verdad y pasión en las propuestas, en todo. Siempre lo digo tuve la maravillosa y cruel oportunidad de hacer una película (Desierto Adentro) con uno de los guiones más hermosos que he leído en mi vida, me toco interpretar a un personaje tan bien construido, que al final crees que todas las películas podrían ser así y lamentablemente no sucede muy a menudo, pero apuesto en los proyectos por buscar nuevas experiencias.




¿Cómo te relacionas con el guión?

No me relaciono –risas- ; leo el guión una vez, después dejo pasar un tiempo y cuando está próxima la fecha de filmar, lo leo obsesivamente, hago un trabajo de mesa yo sola o con el director si hay la oportunidad. Lo suelto y dejo que la imaginación haga su labor. Durante el rodaje lo tomo como una guía para recordar cómo va la historia, si es tal secuencia, pero no más. Porque si me amarro al guión - muchos directores cambian  cosas durante el proceso de filmación-, no me dejaría conducir por su propuesta, podría caer en la necedad de preguntar pero si el guión marca esto o aquello; al final todas las propuestas que desarrollo parten siempre del guión.


Y ¿qué opinas de la improvisación, la utilizas en el set?

Si la utilizo, es importante, la improvisación tiene que ser algo natural, no es bajo la consigna de ver que es lo que se te ocurre, sino es algo que te llega desde la intuición, lo propones al momento de estar en el set, en función de ver como se está desarrollando el trabajo y como aporta para contar esa secuencia. Sobretodo improviso a nivel de gestos, no hablo de la máscara, sino de los gestos de las manos, del cuerpo, de los signos.


¿Cuándo termina un rodaje, que sigue en el proceso, como te desprendes de tus personajes?

Creo que nunca me desprendo de ellos, porque me queda esa experiencia emocional, para mi actuar es tener experiencias emocionales, obviamente me desprendo de las manías que me hacían llegar al personaje, eso no me importa, que se vayan. Lo que me importa es quedarme con haber sentido por un segundo una situación que tal vez nunca me va tocar vivir.


¿Sientes algún tipo de responsabilidad al ser una de las actrices jóvenes más reconocidas por la crítica?


El reconocimiento no me implica una responsabilidad - al final los premios son caricias al ego-, la verdadera responsabilidad es con mis personajes. No me permito dejar  un personaje mal, para mí es muy importante un personaje, yo empecé a ser actriz, porque me di cuenta que veía algo ahí que me hacía sentirme acompañada en la vida, y eso busco. El mejor halago que me pueden decir no es que bien lo hiciste o que bonita te veías; sino me hiciste recordar  o me llevaste a sentir que no soy el único que ha pasado por tal situación, eso es lo más bonito.

¿Para ti ser actriz mexicana en estos tiempos significa?

Una responsabilidad de ser congruente conmigo misma. Si un actor es congruente con lo que dice y con lo que hace, tal vez no te guste, pero si es honesto le va llegar a la gente y tal vez haya alguien que diga, yo quiero ser honesto, porque no lo intento, empezaría un cambio.  Un actor tiene la responsabilidad de informarse de su realidad, de no vivir en su esfera. Hay que ser comprometidos.

Yo actúo para que la gente se sienta acompañada, para que se pueda identificar con lo que ven en pantalla, sin el afán de educar a nadie, yo no le voy a decir a la gente como vivir su vida, yo lo único que puedo hacer es compartir mi trabajo, solo eso y nada más.


NOTA: El día 2 de Junio se realizó la 54a entrega del premio Ariel otorgado por la AMACC, la ganadora como Mejor Actriz en Coactuación Femenina fue Eileen Yañez por su trabajo en Días de Gracía. Con esto se une a la selecta lista de actrices en obtener doblemente este reconocimiento.


Ciudad de México, 23 de Mayo 2012
Col. Roma


sábado, 19 de mayo de 2012

Semana 6: jugando a construir un rompecabezas








 


Todo inicio tiene un fin, en este caso, llegamos a la sexta semana de entrenamiento y es momento de finalizar esta parte del proceso. Hablo en plural porque como bien dije, esta experiencia ha sido colectiva. Durante este ciclo hemos aprendido, conocido, jugado y exprimentado la sensación de lanzarnos al vacío desde cero. Construimos historias partiendo del recurso más valioso con que contamos los actores: nuestro cuerpo, nuestro instrumento, nuestra imaginación, en pocas palabras nosotros mismos.

Hemos asimilado estructuras que nos ayudan a desarrollar historias; estamos entrenando a nuestra mente a ser más ágil, rápida, precisa y definida. Trabajamos con nuestras ansiedades y tensiones para poder construir, para ser certeros y  para no olvidar todos los elementos que juegan al momento de improvisar.




Nos abrimos a las posiblidades de expresarnos a partir del sí. Desarrollamos narraciones aceptando las propuestas del otro, compartimos universos, generamos espacios, atmósferas, propiciamos relaciones, niveles en esas relaciones, encontramos las maneras de manifestar nuestras ideas.


Estamos aprendiendo a desarrollar la acción dramática, a trabajar los temas de las historias a partir de los detalles. Intuimos cuando una escena caduca para dar paso a otra tanto en tiempo como en espacio, también probamos la contraparte de estar en una escena vencida y trabajar en sostenerla. Estamos desarrollando nuestra dramaturgia.



Nos reímos con las historias planteadas, sudamos cuando nos perdíamos en las ficciones, nos metimos en problemas. Encontramos gozo en lo inesperado, encontramos las diferencias entre propuestas y ocurrencias, pensamos en las estrategias para cumplir nuestros objetivos y cedimos cuando era necesario en pos de las historias.

Miramos al pasado para construir a partir de él, nuestras miradas se nublarón cuando quisimos ver al futuro. Tomamos decisiones para determinar los rumbos de las historias, vislumbramos desenlaces, se nos agotaron las ideas al querer imponer nuestra propuesta. Nuestros sentidos estuvieron alerta y escuchamos lo más que podíamos. Estuvimos en el aquí y ahora, habitamos nuestros presentes.



Improvisamos solos, en duetos, en tríos, en comunidad. Se contaron historias de peces, de familias, de amigos, de parejas, de extraterrestres, de objetos. Se construyo libremente, acotado, con preguntas, con frases. Jugamos y jugamos, lo disfrutamos. Encontramos respuestas y salimos con muchas preguntas.



El actor como constructor de ficciones en el espacio vacío -como bien lo dice Peter Brook- es la tarea a la que nos enfrentamos en cada sesión durante este entrenamiento, así como lo enfrentamos cada día en la escena o en un set. Aunque la cotidianeidad y los tiempos nos hagan olvidar con bastante frecuencia que lo único que se necesita para que suceda un acto de ficción es un actor y un espectador. 




Improvisar es apelar a la naturaleza de un actor como creador, como dramaturgo y como director. Integra su inteligencia -la personal y la escénica-, pone en alerta su sensorialidad,  utiliza el campo creativo en su máxima expresión y sobretodo dota a quién la desarrolla de una generosidad para construir con el otro a favor de las historias, es pues un ejercicio de comunión en el sentido profundo de la palabra.




 Me gustaría concluir esta bitácora con un apunte que escribi en referencia a este gran rompecabezas sobre lo que significa para mi,  Improvisar: 




 

  



" Lo espontáneo es la vida, carece de una  estructura , sin embargo para que podamos generar vitalidad en la ficción, es necesario ayudar a nuestros recursos expresivos para que faciliten esos momentos. El entrenamiento es quién nos dotará de las estructuras para mantenernos alertas en el presente, para sensibilizarnos con nuestro instrumento, para ayudarlo a la creación de momentos verosimiles en la ficción. Cualquier predisposición o anticipación  en las historias es un engaño al proceso creativo de un actor. La Tecnica de Improvisación es una herramienta que dota a un actor de autonomía en los procesos creativos. Lo complejo radica en que la técnica necesita de un entendimiento profundo por parte del creador sobre su entrenamiento, sobre su actoralidad, de lo contrario se corre el riesgo de perderse ante la riqueza y generosidad de esta herramienta".


 Improvisar requiere de una madurez  y disciplina para favorecer los actos de creación en un actor. Improvisar durante este tiempo ha sido recuperar la alegria por jugar, por crear  desde la generosidad, desde el compartir. 



Integrantes del grupo de Improvisación Teatral, Ciudad de México 2012.




Ciudad de México, Mayo 2012






sábado, 12 de mayo de 2012

Semana 5: encontrando preguntas en la acción







El grupo antes de iniciar con el entrenamiento.



 

Estamos en la antesala de concluir la primer parte de la aventura. Ha sido un viaje intenso, lleno de risas, descubrimientos, encuentros hermosos y sorpresas. Esta semana se sumó al proceso Alejandra Maldonado, quién le entro de lleno a la experiencia de entrenar la técnica.





En este momento del taller, Juan Carlos nos propuso un reto: conocer cuál es el momento en que nos encontramos como improvisadores principiantes. Lanzándonos al ruedo para jugar (acumulando todo lo que hemos visto), esta semana se basó en ver como resolvemos ejercicios más acotados que exigen del actor mayor definición, apertura, riesgo y ponen en evidencia las fallas al momento de estar en la ficción. Es curioso observar cómo funciona la mente de un actor: de manera intuitiva jugamos y hacemos construcciones de las historias, resolvemos, accionamos y las agrandamos; pero en el momento en que nos piden seguir jugando a partir de estructuras un poco más complejas o más definidas, empiezan los cortos circuitos. 


Iniciamos el entrenamiento con ejercicios para repasar los roles de estatus. Para entender con mayor claridad el rumbo de las historias, se necesita comprender bien que uno de los ingredientes de una escena, es que dos fuerzas distintas converjan en ella, con el fin de que pueda suceder un problema, un conflicto. Dos fuerzas de igual envergadura lo que harán es "luchar" para ver quién gana, pero atención, dentro de esta pelea hay matices en dónde minuto a minuto uno está ganándole a otro, se disputan la batalla  y es precisamente esos momentos los que nos interesan, los instantes donde hay riesgo, cuando hay desigualdad en la relación, lo interesante es conocer hacía dónde se va inclinar la balanza. Para que ésto ocurra, el actor debe ceder en función de la estructura total que es la historia; estamos hablando de generosidad ya no como un concepto, sino como un motor de la acción.  Además, es importante desarrollar como improvisadores, la capacidad para entender cuándo una escena caduca para pasar a la siguiente acción dentro de la misma historia. Lo que comentamos en otra bitácora, empezar a cumplir pequeños objetivos (como actores y como personajes), que alimenten la evolución de la narración en pos de crecer las historias, es decir, completar el ciclo de planteamiento, desarrollo, clímax y desenlace.



Con lo anterior, hablamos de estructurar un hecho creativo con el fin de potenciar lo que de el nace: los argumentos, las propuestas, los personajes, las situaciones, los conflictos, las relaciones, los momentos de sorpresa y los desenlaces. El fin, ayudarnos dentro de ésta maquetación para no perdernos en la inmensidad de posibilidades que nacen en cada instante, lo paradójico y rico de entrenar  Improvisar, es que todo puede ser posible más hay que ser  cuidadosos y selectivos para  intuir lo que vale la pena ser contado en el presente. Todo puede ser dicho más no todo vale la pena ser escuchado, Improvisar pues apela  a los sentidos, a la agudeza y a la inteligencia de un actor.




Para comprobar lo dicho se entrenó con dos instrumentales: el primer  ejercicio consistió en que cada intervención de un personaje solamente podía contestarse con tres frases y  el otro personaje solamente con dos.  A primer vista parece muy complicado, pero el objetivo que pide este ejercicio es simplificar lo dicho, dejar los rodeos para otro momento y enfocarnos en la acción, ser precisos en el decir nos llevará  a ser contundentes en el accionar. Además, para que la historia fluya dentro de esta particularidad, se necesita un nivel de complicidad y sincronía total con el compañero. Algo que sucedió en todos los ejercicios fue que el desarrollar una tarea escénica es lo que ayudaba a detonar las historias, lo que las destrababa, lo que nos hacia proponer y no naufragar en el intento.




El segundo es un ejercicio de solo preguntas, la interacción se da a partir de interrogantes. Se trata de crear una historia a través de las preguntas, todo gira a partir de ellas. Es muy difícil - a mí simplemente me dejo la mente en blanco, me costaba en mi cabeza el sólo hecho de entender como estructurar una pregunta-, es complejo porque plantea una perspectiva sobre el rumbo de las historias; dejar de mirar en corto, para ampliar la visión de lo que se cuenta, para tomar decisiones sobre lo que se cuenta. Exige construir dando por hecho el universo que plantea el otro, exige riesgo para lograr avanzar la historia y muestra claramente cuando se cae en accionar demasiado sin un objetivo o cuando se agranda un ejercicio sin acción, es un quita máscaras de cuando no se construye con el otro. 



Lo más importante para que suceda este ejercicio es traspasar las preguntas que a uno se le hacen, es decir, no responder - preguntar con lo obvio, con lo abierto,  sino aportar con la definición, con propuestas en pos del rumbo, con puntería precisa y olfato para saber hacia dónde va una historia. Es un juego de detectives en dónde cada pieza aporta más de lo que uno piensa y al mismo tiempo es un juego de guerra dónde te piden no amenazar sino disparar exactamente en el objetivo. 

 



 Para mi honestamente en esta semana  mi puntería no fue muy buena que digamos, pero lo importante de esta experiencia es que en primer lugar, pude ver de forma clara la manera en que mis ideas le temen al conflicto, la manera en que estructuro para postergar los enfrentamientos (también de fallar uno encuentra el camino). En segundo, afortunadamente empiezo a ver, a entender mi trabajo desde una perspectiva de dramaturgo de la acción. En resumidas palabras, mi olfato se empieza agudizar para ver las oportunidades de rumbo de las historias y  abriendo mis oídos a la escucha, guiandome por los sonidos encuentro las respuestas frente a mi, en el tiempo de la ficción.



  Ciudad de México, Mayo 2012


sábado, 5 de mayo de 2012

Semana 4: el involucrarse hasta el fondo



 

 Ciudad de México, Mayo 2012.


Una semana difícil, no solo para mi, sino para mi país. Pienso en la situación de violencia en las calles, la guerra que vivimos, los crímenes cada vez más aterradores. Ante un panorama tan desolador, la única luz  que me hace seguir y mantenerme en el camino de la confianza, es este que comparto con ustedes: el del teatro, el del cine, el de la creación pues.



Alguien me preguntó: sirve de algo reunirte para entrenar solamente, no vas a presentar nada, cuál es el objetivo de todo esto. Le contesto: mi objetivo es no perderme entre la inmensidad, entre la confusión y estupidez de estos tiempos. Si de algo me está sirviendo todo lo que estoy aprendiendo es para redefinirme, para involucrarme de fondo con lo que me está tocando vivir en mi realidad, como actor, como ciudadano, como creador.  Todo este esfuerzo me sirve para encontrar y colocar las palabras precisas en mi voz, reconocer que parte del cuento vengo a narrar.


Al final del día, ¿en qué momento algo o alguien es valioso solamente por lo que produce?, al parecer  la vida de un autor ha quedado reducida simplemente a la creación de productos...  o al menos es lo que quieren hacernos creer. Me parece que sí, son tiempos complicados y de indefinición.



Una cuarta semana llena de retos, de ausencias,  de aprendizajes, curiosamente no sé si por cansancio o a qué se deba, pero fue una semana agotadora. Hubo momentos en donde el silencio se hacía evidente en el grupo, era cómo si fuera necesario un momento para reflexionar lo que estamos aprendiendo, para meditar o simplemente para tomar perspectiva del proceso, no lo sé. Por cierto, el grupo lo integramos (en orden alfabético) : Fabiola Cervantes, Karla Coronado,César Enríquez, Alejandra Maldonado, Manolo Saenz, Adriana Paz, Mariana Wences e Iván Cortes.



En estos días le dimos vida a un objeto, improvisamos a partir del punto de vista de la primer cosa qué se nos viniera a la mente; un zapato, un inodoro, una casita o un calcetín fueron algunos de los ejemplos que surgieron para observar, que cuando un actor logra conectar su imaginación con su cuerpo, su mente con el presente, obtiene una interpretación llena de matices, de texturas; su pensamiento de torna ágil, su cuerpo dócil y sus ideas cobran vida frente al espectador. Se vuelve entrañable e importante ese momento en que crea un objeto, lo anima, nos cuenta parte de su vida a través de él;, asistimos pues a un momento verosímil de ficción.



¿Y cómo se logra lo anterior?. Tomando una postura comprometida con lo que se esta construyendo, involucrándonos con la historia, con nuestra propuesta, de lo contrario todo se vuelve intrascendente, el improvisar cae en el terreno de lo ordinario -por decirlo de alguna manera- y no olvidemos que este entrenamiento va encaminado hacía la búsqueda de una libertad creativa del actor, una postura "creativa" que le ayude a generar ficciones, a fortalecer estas, no para suplirlas. En la medida en qué lo que accione sea vital para mi, lo será para el otro.

 


Profundizando un poco más en el aprendizaje; se suma a nuestra lista de herramientas para improvisar los conceptos de estatus alto o bajo. En una situación, la relación entre los personajes se verá determinada por el estatus que manejen cada uno al momento de interactuar. En busca de una mayor claridad: un estatus alto corresponde a quien maneja la situación a su favor en pos de su objetivo; en contraparte un estatus bajo es de quién termina cediendo en una relación al otro. No necesariamente tiene que ver con el carácter fuerte o débil de un personaje, es decir, un estatus bajo puede pertenecer a un Rey gritón y temido, en una situación de seducción por su consorte.




 

Ahora bien, en una relación nada es inamovible, dependerá del desarrollo de la situación, si los estatus cambian para mayor dinamismo en una escena. El reto que tiene el improvisador es en primer lugar, afinar su instinto para saber qué es lo más conveniente para la historia que se propone, cuál es el momento para llevarlo a cabo. Si mantener un estatus o cambiarlo de acuerdo a las propuestas que el otro (s) le mande.  Y en segundo lugar, cuidar no traicionar al personaje propuesto en afán de cambiar su estatus y querer sorprender al  compañero.
 


 En lo personal, me costo mucho trabajo el entender esto de los estatus, pero sobretodo, integrarlo con lo que llevamos entrenando (personaje, relación, objetivo, lugar, búsqueda de problemas, ser consecuente con las propuestas, construir la historia). Confieso que la dramaturgia interna que exigen los ejercicios, me es todavía complicada. Aunque cada vez  estoy más abierto, cada sesión me es más natural encontrar los impulsos para generar una historia y  entrarle al juego.



Finalmente en estos días, una de las reflexiones a las que se llegó se refiere a la importancia de mantenerse alerta en todo momento y de agarrarse de lo construido al momento de improvisar, en otras palabras ser consecuente con el pasado. En la medida en que uno entrene a la mente para leer los detalles de una historia, estos nos pueden servir como potenciadores de la acción, como ganchos que nos indicarán por dónde tiene que pasar ese relato. En esa medida, el estatus será parte natural de la estructura de una historia, no tendremos que rebanarnos los sesos para buscar esos giros. Pero mientras nuestro olfato este en este nivel básico de entrenamiento, no nos queda de otra que tenerlo presente en todo momento al estar en una  improvisación.





martes, 1 de mayo de 2012

Damián Alcázar: la capacidad de mirar la realidad


Actor, Michoacán, México.



Damián Alcázar ofreció una master class con jóvenes cineastas que integramos la Cuarta Generación del Talent Campus Guadalajara 2012, dentro del Festival Internacional de Cine de Guadalajara en su edición 27. El encuentro titulado Citas con expertos: dilo ahora o calla para siempre, tiene por objetivo el propiciar un acercamiento entre los expertos con los alumnos, mediante una clase especial para intercambiar o responder nuestras inquietudes.




El tener un encuentro con una de las máximas y más representativas figuras en nuestra cinematografía contemporánea, es sin duda un gran prívilego. Mayor  ganancia significa el poder conversar en corto y percibir al ser humano más allá del actor. Conocer de cerca su forma de pensar fue enriquecedor,  por espacio de dos horas el histrión nos compartió sus anhelos por construir, desde su trinchera un país más justo, basado en una conciencia social para cambiar la inequidad, la violencia generada por la guerra y la corrupción vigente. En el caso de los actores nos encomió a realizar trabajos desde el compromiso con nuestra realidad, a dejar de lado la comodidad del hacer por hacer, para manifestar una convicción y un compromiso social - político desde nuestro trabajo, hacía nuestro país.


"Puedo hablar de México porque lo he caminado, lo he recorrido, he filmado en muchos estados, me ha tocado conversar con todo tipo de gente, conozco su dolor, sus necesidades, he visto el hambre y la pobreza, veo su resentimiento. En la ciudad ando en metro, no tengo carro aunque pudiera tener dos, eso me ha permitido no perder el contacto con la gente y fijar una postura frente al deterioro con el que le estamos dejando el país a los jóvenes, no puedo hablar de otras historias alejadas a lo que me ha tocado ver".

La teatralidad de su lenguaje, las pausas, los acentos en ciertas frases,  me hacía pensar que asistíamos a una representación de alguna pieza. Su experiencia sale a relucir en todo momento,  cuándo platica sobre como es el acercamiento con los jóvenes directores: "en alguna ocasión un estudiante de cine me llamó para hacer su tesis, al platicar con él y preguntarle el por qué quería contar esa historia y no supo qué decir, no explico el trasfondo de su proyecto, no acepte". O al momento en que comparte los tres puntos que para él  determinan la aceptación de un proyecto: un buen guión, una profundidad en el discurso y obviamente un nexo con la realidad.


Sobre cómo se prepara para abordar un papel comentó: "Estudio mucho, casi obsesivamente, eso me ha costado relaciones o no ver a mi familia durante mucho tiempo. Yo vendo procesos de trabajo, leo mucho y vuelvo a estudiar. Lo orgánico de mis personajes es el resultado de analizar. Quiero pensar que todo ese análisis se refleja al momento en que las personas ven a mis personajes en la pantalla, están viéndolos a ellos no a mi".

También acoto: "Un actor debe llegar lo más preparado a un set, si uno no llega con el personaje va a ser una dificultad para todos; hay que estar listos para que un director pueda decidir si el personaje monta a caballo, maneja un coche o simplemente permanece sentado. Como actor hay qué conocer del lenguaje del cine para saber si hay que moverse suavemente en una toma o con rapidez, en este oficio hay que aprender mucho".


Al preguntarle en específico sobre qué opina de esta tendencia a utilizar no actores en algunas cintas, opinó: " El trabajo de los no actores se basa en el diseño, son ellos (físicamente) que viven frente a una cámara, jamás van a ser personajes complejos ni historias complejas, no hay sustento para que desarrollen un trabajo así".

Este año volverá a filmar bajo la dirección de Felipe Cazals en el proyecto El ciudadano Buelna (2012) entre otros proyectos. Damián Alcázar es el único actor mexicano en obtener con su trabajo como actor, 8 premios Ariel otorgados por La Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas de México, así como otras distinciones a nivel internacional.



Guadalajara, Jálisco, 2012