El tiempo durante el año ha pasado rápidamente,
se me ha escurrido entre las manos y sin darme cuenta estamos a la mitad del proyecto. Antes de continuar con la narración,
me es importante hablar sobre ciertos temas ocurridos en mi país, que me parece
vital y trascendente compartirlos con
ustedes; desde mi punto de vista como
actor, ciudadano y creador.
Como muchos saben, México
atraviesa por un momento delicado e interesante en estos tiempos; delicado
debido a varios factores: rezago en la educación, altos índices de corrupción y
falta de credibilidad en las instituciones públicas, una guerra declarada por
el estado contra grupos criminales que ha desatado una ola de violencia en todo
el país, desempleo y una constante violación a nuestros derechos humanos para
los que conformamos ésta sociedad.
Interesantes son los tiempos,
porque este año decidimos en las urnas el futuro político de nuestro país, más
allá de acentuar la responsabilidad qué como ciudadanos tenemos frente al
panorama existente, es un compromiso ejercer un voto libre e informado; doblemente interesante es reconocer y aplaudir
la organización ciudadana propuesta por jóvenes universitarios que a partir de
un suceso de manipulación mediática, se unieron para exigir una conducta ética
por parte de los actores en esta historia, su rebeldía ha crecido hasta
convertirse en un movimiento apartidista que apela al razonamiento, a la
apertura en el dialogo y a la reflexión.
El movimiento #Yo Soy 132, habla del respeto a la
libertad de elegir, respeto a la libre expresión. Por eso me parece importante
y urgente hablar sobre esto en este espacio. La creación versa sobre eso, sobre
el libre albedrío, como creadores a cada momento tenemos que estar decidiendo:
si el personaje va hacía tal o cuál punto, sobre si la cámara va en tal ángulo,
sobre el tipo de historias que queremos contar. Ser parte de la generación que
decide, que sale a las calles para mostrar sus puntos de vista, que tiene la
capacidad de organizarse y que construye la libertad frente a un sistema viciado
por intereses, me llena de un orgullo enorme. Me es importante compartir lo
anterior en este periodo de mi país ya que como bien cita Jesusa Rodríguez (una de las grandes creadoras del cabaret en
México) “Hay momentos en que si no tomas una postura estás trabajando para la
corrupción y la impunidad” (Diario, La
Jornada, 2 Junio 2012) Y yo trabajo para reconstruir mi país de una manera
distinta, si son tiempos de tomar posturas, mi definición es que #yosoy132.
Y ya que hablamos sobre posturas, la realidad que se vive en el cine mexicano
es un buen ejemplo para hablar sobre los contrastes que padecemos como país.
Mientras en el Festival Internacional de
Cine en Cannes realizadores mexicanos como Carlos Reygadas y Michel Franco
obtuvieron los más grandes reconocimientos
con sus obras Post Tenebras Lux , 2012 (Mejor Director) y Después de Lucía, 2012 (Una
Cierta Mirada) respectivamente -estamos a la espera de ver como son
tratadas estas cintas por los exhibidores mexicanos- esta semana una decena de películas
son aspirantes a una estatuilla de la Academia
Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas que entrega sus
reconocimientos a lo que consideran lo más destacado del cine mexicano, en una
ceremonia precedida por los problemas, la falta de recursos económicos y la
nula posibilidad de ver el trabajo de los nominados. Estoy hablando de la 54 Entrega del Premio Ariel.
Cintas como Victorio (Alex Noppel,
Armando Croda, 2008), Martha (Marcelino Islas, 2010) o Verano de Goliat (Nicolás Pereda, 2010), no han podido encontrar la manera de ser
apreciadas por el público; películas como Días
de Gracia (Everardo Gout, 2012), Miss Bala (Gerardo Naranjo, 2011) han tenido que sortear grandes problemas con
la exhibición en nuestro país y al parecer las únicas cintas que llegan
precedidas por haber sido exhibidas de manera “exitosa” son Presunto Culpable (Roberto Hernández, Geoffrey Smith,2008) y Pastorela (Emilio Portes,
2011).Realidades distintas y complementarias, que si bien no definen a una
industria, si muestran datos duros para analizar los hechos. El valor de una cinta
obviamente no depende del número de personas que la vean, -al final cada obra
tiene su público-, pero me parece
importante enfocar esfuerzos para hacer accesibles estas películas fuera de los
circuitos convencionales de exhibición, es hora de buscar como los universitarios los canales
para mostrar la libertad y diversidad con que cuenta nuestro cine. Es hora
también para nosotros de definir las maneras en que nos acercamos al público, si seguimos implorando tiempo en pantalla o tomamos nuevas estrategías.
Al público quiero compartirles los siguiente: es importante voltear a mirar nuestra cinematografía, no como un deber sino
como la posibilidad que tenemos para reafirmar nuestra identidad como sociedad,
porque el cine es también un signo de unión, de diversidad y de expresión de
los pueblos, por eso algunos hacemos cine, porque nos importa defender nuestra
voz como país en una realidad cada vez más globalizadora. El mejor
reconocimiento que le podemos dar a quienes dedican su vida a fortalecer al
cine es viendo los trabajos, acérquese y seguramente algo entre todas las
propuestas será de su agrado, si algo empieza a tener nuestro cine –aunque algunos
opinen lo contrario- es diversidad de contenidos, exija ver su cine, su teatro,
su arte, sigamos pues construyendo nuestra identidad.
Y como ya me extendí y mi
intención no es cansarlos, los dejo con la duda sobre qué es lo que ha estado ocurriendo con
mi proyecto. Antes de despedirme, quiero dar las gracias a quienes han seguido las
publicaciones, especialmente a todos nuestros lectores internacionales y a
todos aquellos que nos han ayudado con la difusión de los contenidos, muchas gracias
por ser parte de El ojo de la Creacción. Hasta la próxima...
Ciudad de México, 2 de Junio 2012
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